Abstinencia y COVID-19

Sunday, 17 de May, 16:19 horas - Por Carolina Böke Haye


¿Te has preguntado de dónde viene esa rabia que has estado sintiendo durante este último tiempo? ¿Por qué sientes tanta pena si no te ha pasado nada tan grave? O, simplemente, ¿por qué son tantos días donde experimentas una dicotomía o “bipolaridad” emocional referente a muchas situaciones actuales? “Estoy bien, pero también estoy mal”.

Yo lo hice y mi respuesta te sorprenderá…

Yo soy relacionadora pública de profesión; ejercí 5 años mi carrera y luego me certifiqué como Coach Ejecutiva y ya llevo 9 años dedicada a las capacitaciones/formaciones empresariales y por supuesto, a las sesiones de coaching particular.

Me he ido especializando en diversas temáticas y siempre he estado enfocada en el desarrollo personal, profesional y empoderamiento; todo esto gestionado desde el cuerpo, emociones o salud mental y poder personal.

La respuesta a la que llegué tiene que ver con las hormonas de la felicidad o químicos de la felicidad de tu cerebro. ¿Las conoces? Son 4 principales y se llaman: Dopamina, Endorfina, Serotonina y Oxitocina.

Éstas, están encargadas de hacerte sentir placer, motivación, goce, calma, regulación del sueño, confianza, amor, empatía, atención, euforia, regulación del apetito, entre tantas otras expresiones que podría mencionar. La dopamina en particular está relacionada al placer y motivación.

Resulta que, con la pandemia nos hemos visto obligados a generar cambios drásticos en nuestras formas de vivir el cotidiano. Desde: cuánto tiempo pasamos frente al computador, cuánto conversamos con nuestros cercanos, cuánto contacto físico tenemos, el tiempo que compartimos con la familia, los hábitos de alimentación, cuánto podemos ejercer nuestra profesión u oficio, los ingresos económicos, etc. Y estos cambios nos han conducido a una escasez referente a los estímulos que acostumbrábamos a recibir.

Me explico: un oncólogo que solía ayudar a personas a tratar su cáncer desde el contacto personal/físico con sus consejos profesionales, hoy debe hacerlo con suerte por teléfono. Una profesora de educación física que solía atender a sus alumnos en plazas o gimnasios, hoy con suerte puede entrenar vía online, sin poder corregir posturas como acostumbraba a hacerlo; un secretario que antes se paraba del computador para ir donde su jefe a avisar de reuniones o situaciones particulares, hoy está limitado a gestionar desde su casa, sin desplazarse como antes; el vendedor que salía a la calle para moverse entre comuna y comuna, hoy está metiéndose a cursos para aprender cómo llegar al cliente, sin ese contacto presencial; la encargada de formación de una consultora que antes se trasladaba entre reuniones y talleres, hoy debe gestionar nuevas formas de llegar a sus clientes para poder ofrecer capacitaciones remotas, donde se pierde todo lo físico; esa profesional que al salir de su trabajo, se pasaba al gimnasio o parque para entrenar su deporte favorito, hoy lo debe hacer dentro de cuatro paredes y si es que lo hace; esa abuela que tenía su rutina de pasar a buscar a sus nietos ciertos días a la semana para pasear y comer algo rico, ya no existe (por lo menos por ahora)… y así podría seguir describiendo panoramas que muchos conocemos de manera muy cercana.

¿A qué voy con todo esto que relato? A que cada cosa que hacíamos en el día a día antes del COVID19, generó hábitos en nosotros y estados cerebrales que no teníamos concientizados y que de una u otra manera, nos hacía sentir agradados o felices.

Hoy, no tenemos eso; lo que me entregaba sensaciones de satisfacción, ha mutado y me he tenido que adaptar obligatoriamente, me guste o no.

Nuestros antiguos hábitos laborales y personales se han transformado para bien o para mal y no estamos obteniendo la misma satisfacción que antes; quizás estamos teniendo mejores sensaciones, donde estamos más cómodos o alegres; pero lo que me ha tocado escuchar muy seguido es esta sensación de insatisfacción o vacío: “pese a que estoy sano y en mi familia todos están bien, yo no estoy al 100%; me siento extraño, la soledad ha invadido mi vida de muchas maneras, me afecta no tocar a mi gente o hacer mis cosas como antes las hacía”… y no es sólo el hecho de haber perdido esas cosas o personas, por ahora, sino que hemos dejado de experimentar lo que nuestro cerebro liberaba cuando vivía esa cotidianidad.

Todo lo que hacíamos, llevó a nuestros cerebros a liberar estos químicos de la felicidad que de una u otra forma, nos tenían acostumbrados a experimentarlos a diario. ¿Les suena?

La etimología de adicto viene de aquel que voluntariamente, y no de manera forzada, es entusiasta de algo y usuario habitual. (están las otras definiciones de dependencia sicológicas, pero hoy nos enfocaremos sólo en ésta)

La palabra abstinencia viene del latín y significa "acción de privarse de placeres”

Entonces, ¿de qué me di cuenta? De que muchos estamos sufriendo de abstinencia sin darnos cuenta. No tenemos los estímulos que acostumbrábamos a recibir diariamente, por ende, no producimos los mismos niveles de Dopamina que antes. La escasez o abstinencia de esos niveles, genera estrés, ansiedad, irritación y dolor, los cuales, sólo se mitigan temporalmente mediante otros consumos, por eso, muchos han estado comiendo o bebiendo de más.

¿Qué sugiero para ir gestionando paso a paso nuestro bienestar? Primero es clave que nos demos cuenta qué extrañamos realmente (qué sientes que has perdido y escríbelo detalladamente): si es el sentirme importante porque ayudo a otros; la falta de contacto físico con otras personas; el reír con los nietos cara a cara; el recuperar mi espacio personal de silencio sin niños demandando atención; o si es el hecho de moverme por una oficina a otra; el ser escuchado en un aula donde tengo poder; no sé, esa respuesta sólo la tiene cada uno. Y segundo, una vez que tengamos esto identificado, es clave ver la manera de resignificar el cambio para adaptarnos y recibir de otra forma la satisfacción que necesito. Aquí podríamos anotar de qué nos ha servido este cambio o qué cosas buenas han surgido con todo esto, pero debemos escribirlo. La resignificación positiva es una actividad que promueve la felicidad y de eso y más, hablaremos en uno de mis talleres.

El primer paso para generar cambios, es empezar a ver…

¿Te gustó? ¡Compártelo!


Comparte por Whatsapp






| Desarrollado por Infomagica.cl ©2020 | Contacto | Blog |